Los juegos de recorrido en espiral más antiguos fueron descubiertos en las tumbas de los reyes egipcios, 3000 años antes de Cristo. A partir del siglo XVI, pasando por Grecia, Italia y Francia, este sistema de juego comenzó a expandirse por toda Europa. Es interesante constatar que la mayoría de los Juegos de la Oca, originarios de la época, tienen siempre 63 casillas. Según la simbología antigua de las cifras, cada séptimo y noveno año la vida humana se encuentra en peligro. Las 63 casillas son el resultado de multiplicar 7 x 9.
Otra particularidad es que en la mayoría de los Juegos de la Oca se encuentran las mismas incidencias (casillas: 6, 19, 31, 42, 52, 58).
Asimismo, el espiral se enrolla de derecha a izquierda y hacia el interior. Antiguamente, el espiral simbolizaba el tiempo y su eternidad. Por ello, está considerado como un símbolo de inmortalidad en muchas civilizaciones.
En los últimos decenios, el significado del Juego de la Oca ha evolucionado mucho. En nuestros días no es más que un popular y sencillo juego de niños.
· Objetivo: ser el primero en llegar a la casilla final con la puntuación exacta.
· Preparación: Se coloca el tablero sobre la mesa, cada jugador escoge una ficha y la coloca en la casilla número 1.
· Inicio de la partida: inicia la partida el jugador más joven y el juego continúa en el sentido de las agujas del reloj. Cada jugador en su turno tira los dados y avanza tantas casillas como puntos haya obtenido.
· Incidencias: cada vez que un jugador llega a una de las casillas con una oca, avanza hasta la próxima oca y vuelve a tirar los dados diciendo “de oca a oca y tiro porque me toca”.
· Final del juego y ganador: El primer jugador que llegue a la casilla número 63 con la puntuación exacta será el ganador. Si los puntos obtenidos en la última tirada sobrepasan la casilla número 63, el jugador llegará hasta ella y después continuará contando hacia atrás.